La pregunta surge brillante, espontánea, la plantea un tal Rodrigo Corona:
¿Porqué si el Jack Rabit Slim´s es un restaurante que por meseros tiene a
dobles de Marilyn Monroe y Ed Sullivan, no ocurre que cuando Vincent
Vega (Travolta) ingresa al lugar, sea el propio Travolta en su personaje de
Fiebre de sábado por la noche quien atienda a Mia Wallace y a su acompañante?
Queríamos celebrar los cinco años que cumple La Hiena, con un
homenaje al director de cine que alimentó algunas de nuestras más entrañables
perversiones; se trataba de hablar del entusiasmo que nos
provoca el descubrir que en Kill Bill, en la escena en la que La novia (Uma
Thurman) yace sangrante en suelo, justo al momento de la disolvencia, va
a aparecer, breve y sutil, el rostro de Jesucristo, para enseguida devolvernos
a la cara de Thurman mientras recupera su salud en un hospital; pretendíamos
repetir una vez más el bizarro Ezequiel 25:17 que Jules pronuncia
toda vez que se dispone a matar a alguien; sin embargo se nos
deformó la fiesta, extraviamos las serpentinas, el confeti en lugar de
redondo se tornó cuadrado y no hubo vinatería abierta donde comprar
cerveza; dicho de otra forma: un porcentaje importante de nuestros colaboradores
prefirió hablar de asuntos tales como ese error de continuidad
que, en Pulp Fiction, representa la bala incrustada en la pared aún antes
de que el tipo oculto en el baño salga y dispare sobre las cabezas de
Travolta y Jackson sin atinar cuando menos una vez. De la mano acidocrítico
de cine Jorge Ayala Blanco, quien por fortuna ha aceptado formar
parte de nuestro consejo consultivo, te proponemos este delicioso antihomenaje
dedicado a Quentin Tarantino, que seguro es una mejor manera
de mantenernos fieles a nuestra línea editorial; qué rinda pues la bebida
y que no pare el antifestejo.
¿La respuesta a la pregunta que dio comienzo a esta editorial? Muy simple:
Tarantino aborrece la música disco y habría sido incapaz de vestir a
Travolta con traje blanco de solapas inmensas mientras bailaba una rola
de The Bee Gees.
